Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia mientras navega. Las cookies que se clasifican según sea necesario se almacenan en su navegador, ya que son esenciales para el funcionamiento de las características básicas del sitio web. También utilizamos cookies de terceros que nos ayudan a analizar y comprender cómo utiliza este sitio web. Estas cookies se almacenarán en su navegador solo con su consentimiento. También tiene la opción de optar por no recibir estas cookies. Pero la exclusión voluntaria de algunas de estas cookies puede afectar su experiencia de navegación.
Imprescindibles
Las cookies necesarias son absolutamente esenciales para que el sitio web funcione correctamente. Esta categoría solo incluye cookies que garantizan funcionalidades básicas y características de seguridad del sitio web. Estas cookies no almacenan ninguna información personal.
No imprescindibles
Estas cookies pueden no ser particularmente necesarias para que el sitio web funcione y se utilizan específicamente para recopilar datos estadísticos sobre el uso del sitio web y para recopilar datos del usuario a través de análisis, anuncios y otros contenidos integrados. Activándolas nos autoriza a su uso mientras navega por nuestra página web.
De MARTINEZ BALLESTEROS, ANTONIO. Editado por FUNDAMENTOS. Si deseas comprarlo su precio es 3,00€.
info
Cuando se suicidó, Iván Bermejo pensó que el mundo no perdía nada con su muerte. Sólo era un pintor fracasado, cuyos cuadros no le gustaban a nadie... hasta el punto de que jamás vendió uno solo. A nadie le interesaba, y nadie le recordaría... Pero no fue así, como pudo comprobar Iván desde el mismísimo Purgatorio, donde había ido a parar después de su suicidio.
En la Tierra, no sólo lo recordaban, sino que se había convertido en un pintor de moda; la gente pagaba por sus cuadros unas sumas que él jamás habría imaginado y, en la pequeña ciudad donde a nadie le interesaba su pintura cuando vivía, ahora todos se vanagloriaban de haber sido amigos suyos. ¡Incluso pensaban prepararle un homenaje!
Iván se tomó las cosas con humor. Después de todo, él estaba muerto y ya nada le afectaba... Pero los vivos... ¿Cómo reaccionarían cuando se presentase entre ellos con la sana intención de enredar un poquito?